Oct 7, 2010
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Mi divisa

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Tras comprar el billete de tren con destino a Meknes, aun tenia hora y media por delante. Contrariamente a mi costumbre de apurar el tiempo hasta el ultimo suspiro, y andar siempre llegando a los sitios por los pelos, decidí tomarme las cosas con calma. En vez de coger un taxi e ir al centro, que fue mi primera intención, decidí dar un paseo por la zona y tomar algo cerca para no andar, en el ultimo suspiro, con la lengua fuera. El área de costa que estaba mas cerca de la estación era nueva, de reciente construcción, y muy occidental. Tras dejar atrás un McDonalds, decidí entrar en un local moderno, de nombre Kandinski, que no tenia ni mejor ni peor pinta que cualquiera de los otros, pero que al menos tenia aspecto de tener la cocina abierta. Mal rayo me parta por cambiar de forma unilateral mis sacrosantas costumbres sin hacer caso a mi instinto de superviviente en el tercer mundo. El lugar era agradable, tranquilo y bien atendido, pero tuve la desgracia de elegir un panini relleno de carne picada, cuyo sabor era inenarrable. No era malo, no era bueno, no era regular, sencillamente no era….. Añadir tomate y mahonesa solo complicaba las cosas, ya que la mahonesa en este país debe de hacerla un grupo de plañideras en horas libres después de haber velado a un prestamista. En el bote pone mahonesa y tiene la textura y el color de la mahonesa, pero cuando la pruebas, como diría Sabina, parece un belga por soleares. Por suerte el condumuio no fue excesivamente caro y eso compensó algo la indescriptible ingesta.

Los ferrocarriles marroquíes son relativamente cómodos, rápidos y baratos. Obviamente, no podemos medirlos con los estándares europeos, pero un viaje de en las líneas de tren suele ser bastante cómodo y, al contrario que en España, más asequible que viajar en el vehículo propio. Lo recomiendo para aquellos que quieren viajar entre capitales de provincia, sin demasiado equipaje y evitando los sobresaltos que producen las carreteras y los agobios de los autobuses y los taxis grandes compartidos. Por ejemplo, el trayecto al que me refiero en este texto, de Tánger a Rabat, me costó 145 dh. (Unos 13 €) en 1ª clase y duró 3, 35 horas para una distancia de 250 km. En un coche particular se tarda casi 45 minutos menos, contando con no coger atascos en la salida de Tánger y la entrada de Rabat, pero el coste de gasolina es de unos 18 € más el peaje del autopista que puede ser de unos 12 € más, lo que hace unos 30€… casi el doble.

Dirección de la web de ONCF, la compañía marroquí de ferrocarriles

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Con media hora de tiempo por delante hasta que saliera el tren, me encamine hacia la estación. La estación apenas distaba 10 mn. del local en el que había comido, pero eso no me impidió, como siempre, ir a toda pastilla. Por mucho tiempo que tenga, siempre voy deprisa. Hay unos pequeños mamíferos que viven en las sabanas de África. Son delgados, estilizados y muy nerviosos. Se mantienen erguidos en el exterior de sus madrigueras, mirando hacia todos lados, sobre todo hacia el cielo, que es de donde suelen venir sus depredadores y, cuando se sienten seguros, corren como demonios hasta la siguiente entrada de madriguera. Una vez ahí, vuelven a estar quietos mucho tiempo, aunque sin dejar de observarlo todo y, de pronto, echan de nuevo a correr a toda pastilla hasta el siguiente refugio. No se porqué llevan tanta prisa, si cuando llegan a su destino no hacen prácticamente nada. Es la prisa por la prisa en si, sin otro objetivo. Son los suricatos. Me gustaría identificarme con cualquiera de los animales clásicos con los que les gusta asimilarse a la gente. Animales aparentemente nobles, majestuosos, de impresionante presencia y aptitudes sobresalientes, pero sospecho que el que mas se me parece y con el que mas me identifico, es con el suricato. No he tenido la suerte de ver ninguno al natural, solo en los documentales de bichos que tanto me gustan, pero seguro que cuando me encuentre alguno, cara a cara, surgirá enseguida una corriente de complicida Tendré que llevarlo con soltura y mostrarme digno de representarlo en el reino de los monos blancos sin pelo.

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